Qué buenas esas noches en casa de John Hurley y True Banning. Esas palabras como puzzles recorriendo los vasos las risas las ganas de decir esa maravillosa efervescencia de contemporáneos en la sangre la noche como una ventana abierta y un hermoso cristal transparente cartas abiertas noche bocarriba un hermoso sacrificio de verbos y adverbios y de circulos y de teorías para construirnos la vida y lo que es más dichoso para sabernos inmortales y para reirnos y reirnos y soñar como niños eternos una noche más. Así el pasillo engastado de colores y un resquicio de arena en el salón y humo subiendo y bajando y la palabra eterna que se encarna las olas en el recibidor los piececitos descalzos felices la luna estos veranos soberbios de esta nuestra Ciudad y los ceniceros con homigas blancas y homigas rubias insurrectas y despavoridas. Así. Así. Porque el viernes queridos amigos confirmo que además de dar por demostrada y verificada la teoría de la caverna y de la caza hemos estado ya sólo a dos vasitos de hacernos inmortales. John, True, resto de contemporáneas. Salud y gloria.